Parecía un inmigrante como cualquier otro. Llegó a Nueva York luego de un largo y duro viaje de varios días con la intención de buscar fortuna para enviar dinero a la familia -madre y cuatro hermanos- que había dejado en su pueblo natal. No sabía inglés y también, como tantos otros inmigrantes, fue acogido durante varios años en la casa de una hermana mayor que se había instalado en Estados Unidos antes que él.