Los campesinos guatemaltecos Federico Ramos Meza y Manuel Gudiel fueron arrancados violentamente del surco para obligarlos a prestar el servicio militar en 1946. Tras seis meses en el cuartel, su unidad fue trasladada para prestar apoyo a tropas norteamericanas allí acantonadas.
"Al día siguiente fuimos llamados a la enfermería de los gringos. Nos pusieron unas inyecciones. Empezaba el experimento del diablo", narra Ramos con la mirada perdida. Él y su compañero acababan de ser víctimas de las prácticas de eugenesia puestas de moda por los nazis unos años antes.
Entre 1946 y 1948, un grupo de médicos estadounidenses, dirigidos por John Charles Cutler, bajo el patrocinio directo de la Secretaría de Salud del Gobierno estadounidense, inoculó con sífilis y gonorrea, sin darles ninguna información, a soldados, prisioneros, prostitutas y hasta a niñas de un hospicio . Fueron 696 los guatemaltecos infectados para probar con ellos los efectos curativos de la penicilina en el combate a estas enfermedades venéreas.