No sé por cual razón el presidente de los Estados Unidos de América, George W. Bush, se resiste a pronunciar el nombre del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, si es tan fácil hacerlo, pero supongo que se debe a que eso es lo que sus asesores le han aconsejado respecto de este hombre que ha alborotado el continente americano, desde el Río Bravo hasta la Patagonia.
Mas que la simpleza de pronunciar un nombre o dejar de hacerlo, el hecho para la cultura latinoamericana encierra algo más que eso. Para nosotros si una persona no se atreve, por la razón que sea, a encarar una situación, en lugar de ver al que ignora al otro como el superior en la partida, lo vemos como el perrito que se mete el rabo entre las piernas, lo percibimos como una gallina.
Los Estados Unidos llevan alrededor de 200 años tratando con Latinoamérica, pero ¡qué poco nos conocen! ¡cuánto desconocimiento hay de nuestra cultura!. ¿Cuál es la actitud que el presidente de los Estados Unidos ha debido tomar ante la constante osadía del presidente Chávez?.
Es simple: nosotros, los latinos, reconocemos que la voz que manda, que la persona que lleva la batuta en la orquesta, es aquella que, cuando alguien lo grita alto, él le responde más alto y si le dice una cosa, le responde dos cosas. No puede quedarse callado, porque el que calla otorga y para nosotros el mutismo es sinónimo de cobardía, de evasión de una situación, precisamente como hace el avestruz, que ante una tormenta de arena, mete la cabeza por entre las alas.
No soy quién para recomendar al presidente de la nación más poderosa de la tierra algo, pero creo que el Departamento de Estado de los Estados Unidos debe cambiar su estrategia con respecto al presidente Chávez. Debe encararlo como el peligro que en verdad representa para la región y debe darle un parao, como decimos en el argot criollo, ya sea por la vía diplomática o de cualquier otra forma.
Fue risible escuchar al presidente Bush, en la antesala a su gira por Latinoamérica, hablar de revolución, de Simón Bolívar y de George Washington. Creo que fue la primera vez en su vida que el señor Bush pronunciaba esa palabra "revolution" y bueno es que sepan los asesores del presidente Bush, que los latinoamericanos no queremos escuchar palabras bonitas, lo que siempre hemos esperado es que la nación más poderosa de la tierra nos trate con dignidad y sin ventajismos de ningún tipo, nada más que eso.