El Tribunal podrá ser muy Supremo, pero de Justicia tiene muy poco, por lo menos para las causas de las que uno dice que son como un tiro al piso. El TSJ de Venezuela acaba de dar la estocada final a Radio Caracas Televisión y ordenó confiscar sus bienes y no sólo eso, sino utilizar los mismos equipos para las transmisiones del nuevo canal rojo.
Una cosa es la concesión del espectro radioeléctrico, que en Venezuela como en todos los países, pertenece al Estado y otra cosa son los bienes de la televisora que, en toda sociedad democrática civilizada que cree en la propiedad privada, pertenecen a quienes lo han trabajado.
La decisión del Tribunal Supremo de Justicia, además de estar jugando claramente para el lado del teniente coronel, como habría de esperarse en un país que camina vertiginosamente hacia el autoritarismo, deja mucho que desear de un ente jurisdiccional, administrador de justicia, que debería de ser imparcial y juzgar la cosa propiamente dicha, sin importar a quién se le administra justicia.
La decisión que ha tomado el TSJ, que le cae como anillo al dedo al teniente coronel, es esa puñalada trapera que se le da al toro mal herido para que termine de fenecer.
Pero si el cierre de la televisora va a traer cola para Venezuela a nivel internacional, la confiscación de los bienes y equipos de la televisora, empeorará las cosas a la maltrecha imagen de Venezuela en el mundo libre.
Foto cortesía de El Universal de Venezuela, digital.