Se dieron mucha prisa. Tanta, que ni siquiera avisaron a su abogado ni a su familia. Las autoridades iraníes ahorcaron el viernes a Delara Darabi, una joven pintora de 22 años, acusada de haber cometido un homicidio cuando tenía 17 años. Y ello a pesar de la moratoria de dos meses que los jueces habían decretado sobre la ejecución, decidida tras un proceso plagado de irregularidades. La Unión Europea y Amnistía Internacional han expresado su indignación y han exigido a Irán la abolición de la pena de muerte para menores de edad.
El caso de Darabi llamó la atención del mundo por la difusión de los dramáticos dibujos y pinturas que realizó durante sus cinco años de cautiverio en la prisión de Rasht, al norte de Irán, donde fue finalmente ahorcada. La joven había sostenido su inocencia, y aseguró que se había autoinculpado del crimen para salvar a su novio.
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