Poco a poco, el mandatario nacional, haciendo uso de sus dotes militares, va conduciendo al país hacia una política comunista tipo embudo, donde al final, todo se reduce a las locas ideas que deambulan por su mente torcida.
Por como se ven las cosas, si la sociedad venezolana no se pone los pantalones y sale a la calle a defender la Constitución, el Estado de Derecho y la Democracia, terminaremos siendo reducidos por unos principios comunistas y por la hegemonía de un Estado que se ha constituido en el principal monopolista del comercio. Lo que tenemos en Venezuela es un capitalismo de Estado, con un gobierno de facto.
El teniente coronel sabe que hasta el 23 de noviembre, día de las elecciones de gobernadores y alcaldes, le durará la guapería, porque perderá más de la mitad de las entidades regionales y la mayoría de las alcaldías, por eso se apuró a poner por delantes leyes que le den control de los Estados, a través de unos gobernadores parelelos.