Ha sido una mala semana en la siempre convulsa relación de Donald Trump con los medios de comunicación. Y aunque esa sea la tónica, con ataques constantes a la prensa, el Gobierno avanza hacia una actitud combativa sin precedentes en la democracia moderna de Estados Unidos. Incluso llegó a aseverar que los periodistas "ponen en riesgo la vida de muchos" cuando revelan las deliberaciones internas de la Administración. El principal efecto ha sido propiciar una inusual solidaridad entre los siempre competitivos periodistas que cubren el día a día de la Casa Blanca.