La decisión de embalsamar a Hugo Cávez sigue la tradición revolucionaria iniciada tras la muerte del líder bolchevique Vladímir Lenin, cuya momia yace en el mausoleo de la Plaza Roja de Moscú desde 1924. Lenin fue embalsamado nada más morir, en enero de 1924, para, como decía entonces el diario "Pravda", dar la posibilidad a "todos los trabajadores" de despedirse del "líder del proletariado mundial".