Alirio J. Leal
A raíz de la multa que la Superintendencia de Servicios Sanitarios acaba de poner a ESSAL, por las reiteradas descargas de aguas servidas al Lago Llanquihue, cabe preguntarnos hasta qué punto es segura el agua que consumimos en Osorno y en otras regiones del Sur de Chile administradas por esa concesión.