Ayleen Cereceda no paraba de estornudar: lo hacía más de 12.000 veces al día. O sea, cada pocos segundos. Solamente cuando lograba dormirse, siempre a altas horas de la madrugada, esta niña chilena de once años dejaba de estornudar.
Los constantes sacudones que comenzó a padecer desde abril pasado, a raíz de un cuadro infeccioso, le generaron irritación en la garganta, dolores abdominales, molestias en muñecas y en todo su cuerpo. Su caso es realmente atípico: son apenas 15 casos como este los que hay descritos en la literatura mundial. Luego de estudiarla, un equipo multidisciplinario del Hospital Clínico Universidad de Chile pudo controlar el mal que aquejaba a la niña.