"El pasado 15 de junio, España celebró 30 años de democracia representativa. Hace tres cuartos de siglo logró un breve paréntesis republicano que, frustrado por una rebelión militar, desembocó en la Guerra Civil y la tiranía de Francisco Franco. Pasaron 36 años antes de que murieran, en el mismo instante, el dictador y la dictadura, y 38 antes de las elecciones libres.
El vencedor fue el partido centrista de Adolfo Suárez, un hombre que, junto con el rey Juan Carlos, había sido escogido por Franco para que perpetuara el régimen. Ambos, el Rey y Suárez, entendieron el momento histórico que vivía el país y dieron un salto hacia el siglo XX al optar por la transición y la democracia.
Suárez, hundido hoy en las nieblas del Alzheimer, ha sido el nombre más mencionado durante la efeméride. Su partido obtuvo el 34 por ciento de los votos, seguido (29,3 por ciento) por el Partido Socialista (PSOE) y el comunista (9,3 por ciento).
La evolución de la España franquista a la posfranquista en pocos años no se limitó al terreno político. Otros resortes democráticos -la prensa, los derechos civiles, la abolición de la censura- evolucionaron también con rapidez. Se rompieron los diques impuestos por el nacional-catolicismo.
Primero vino el destape y después la libertad sexual. El cambio es asombroso. En la primera década del siglo XXI, España permite el aborto, consagra la unión legal entre personas del mismo sexo, muchas parejas cohabitan sin pasar por el juzgado ni el altar, la población crece gracias a los inmigrantes y la semana pasada aprobó -noveno país que da este paso- la clonación legal con fines terapéuticos.
El 23 de febrero de 1981 la democracia representativa, nacida 44 meses antes, sufrió su prueba de fuego y salió airosa: ese día, un sector militar involucionista intentó retroceder, pistola en mano, a la España de la dictadura. Pero lo arrolló la Historia.
Treinta años después de aquella jornada electoral, a España no la reconoce "ni la madre que la parió", según expresión de los historiadores del presente. Los festejos llegan en un momento muy oportuno, cuando la polarización política entre el Partido Socialista y el Partido Popular es muy preocupante. De todos modos, ya los españoles saben que son mejores las enfermedades de la democracia que la aparente buena salud de la dictadura".
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