«Aquí nada ha cambiado», aseguraba este sábado desde La Habana Berta Soler, presidenta de Damas de Blanco. Mientras conversaba con ABC por teléfono, en el exterior agentes policiales mantenían cercada la sede de esta organización pro derechos humanos, práctica ya habitual con la que la dictadura cubana trata de impedir el acceso de sus integrantes al inmueble.