En España se empieza a ver algo que creíamos que solo afectaba al Tercer Mundo. Nunca pensamos que habría niños que comiesen una vez al día en nuestro país, y los hay. En muchas grandes ciudades tenemos pequeños subalimentados. El problema es que a las familias le cuesta mucho reconocerlo, tienen un gran pudor a la hora de pedir ayuda y se tienen que gestionar estas situaciones con mucha delicadeza, a través de los educadores. No estábamos preparados para una crisis como esta.