El caos económico generado por el Gobierno de Nicolás Maduro ha consagrado en Venezuela un hábito de urgencia: las gestiones callejeras para comprar dinero en efectivo y poder realizar pagos donde no se aceptan modalidades digitales. Estas operaciones, sin ningún tipo de regulación, casi siempre se ejecutan a un precio de hasta tres o cuatro veces mayor a su valor nominal por la escasez.