Cuando muchos lo descartaban, el presidente venezolano puntea en las encuestas con una combinación de abuso de poder, sentimentalismo por su enfermedad y chantaje electoral. A juzgar por todo lo que se ha dicho sobre su salud en los últimos meses, a estas alturas Hugo Chávez ya debería estar muerto. Se afirmaba que su agresivo cáncer, supuestamente en la pelvis, había hecho metástasis y algunos le daban tres meses, otros seis. Esa situación pareció tocar fondo en Semana Santa, cuando 'el Intumbable' se puso de rodillas y, llorando frente a las cámaras, le imploró al Altísimo: "Dame vida, aunque sea vida dolorosa, no me importa, porque todavía me quedan cosas por hacer. No me lleves todavía".