Científicos austríacos y británicos lograron desarrollar un "minicerebro", un organoide cerebral cultivado en el laboratorio. Los investigadores tomaron células madre de la piel y las reprogramaron para obtener células cerebrales, que cultivaron posteriormente en un bioreactor giratorio. Lo que los científicos obtuvieron es un pequeño fragmento, del tamaño de un guisante, y de un desarrollo similar al tejido cerebral de un feto de nueve semanas.