El ex magistrado del TSJ, destituido por sus supuestos vínculos con Walid Makled, pasó de ser un adolescente subversivo a un militar que no sobresalió por sus méritos. Gracias a los favores que hizo al Gobierno logró controlar los tribunales penales del país. Confesó que recibía llamadas del Presidente para manipular casos y ahora, bajo la protección de la DEA , se ha convertido en un delator.