Venezuela ha declarado la guerra a la escasez de productos básicos con una mezcla de masivas importaciones y entrega de divisas a sectores clave, pero la estrategia amenaza con pasarle factura mientras se acumulan deudas con proveedores extranjeros y las reservas del Banco Central caen aceleradamente. En un país donde el Estado monopoliza la comercialización y el control de las divisas, el Gobierno se ha puesto como principal tarea garantizar el abastecimiento de aquí a fin de año, especialmente durante la crucial temporada navideña y ante la cercanía de las próximas elecciones municipales.