Resulta un poco difícil creer que un joven de apenas 25 años de edad, bien parecido, jugador de fútbol americano profesional, quien acababa de firmar un contrato por 40 millones de dólares, tirara todo a la borda por vengar una disputa amorosa con Odin Lloyd, que fuera el exnovio de su prometida de nombre Shayanna Jenkins. Poco se sabe qué pasó, pero Lloyd apareció muerto con seis impactos de bala cerca de la casa de Hernández en North Atleboro, estado de Massachusetts. Este es un claro ejemplo de cómo en el transcurso de la vida podemos jugar para el equipo contrario y meternos goles en contra, o mejor dicho, boicotearnos la vida. Aarón Hernández, después de tener todo a sus pies a los 27 años, ha sido condenado a cadena perpetua sin posibilidades de salir de prisión bajo ninguna condición.