
La Policía respondió con cañones hidrantes, bastones y granadas de gases para dispersar a los manifestantes que al grito de "abajo Mubarak" exigían poner fin a la pobreza, corrupción, desempleo y abusos policiales. La manifestación del martes, la más grande en Egipto en muchos años, comenzó pacíficamente.
La Policía hizo gala de una moderación inusual en un aparato de seguridad considerado generalmente una banda de matones corruptos en uniforme. Sin embargo, cuando las multitudes se congregaron en la céntrica plaza Tahrir, portando banderas egipcias y tunecinas, el personal de seguridad cambió de táctica y la protesta se volvió violenta. Justamente el martes es un feriado nacional que honra a la temida Policía.