viernes, 27 de diciembre de 2024

El Gran Maestro de la MASONERÍA CUBANA quien hipotecó el control de la Logia por el respaldo del Régimen

Este es el Gran Maestro de la Masonería cubana, Mario Urquía Carreño, quien fue "rescatado" por el Régimen para evitar ser procesado por la pérdida de casi 20 mil dólares.

Ningún ingrediente le faltó al drama que los masones cubanos protagonizaron durante casi diez meses este año. El escándalo por el
robo de 19.000 dólares el pasado enero en la planta más alta –y segura– del edificio de la Gran Logia, en La Habana, llevó a un torbellino de acusaciones y pronunciamientos que sumieron a la orden en el descrédito. El hombre al que apuntaban todos los dedos era el propio Gran Maestro: Mario Urquía Carreño. Todavía hoy no está claro por qué el dinero, que pertenecía al Asilo Masónico Llansó, fue sometido a transacciones tan irregulares entre los altos funcionarios que debían custodiarlo. Urquía Carreño, que asumió inicialmente la responsabilidad –aunque no la culpabilidad– del robo, se atrincheró en el cargo y encontró un aliado insospechado: el Ministerio de Justicia. Protegido por las autoridades, el Gran Maestro comenzó a tomar medidas contra los que exigieron su renuncia inmediata. Los masones cubanos, históricamente intolerantes con toda forma de autoritarismo, contraatacaron usando las herramientas legales de la fraternidad. Durante una reunión, en marzo, fue expulsado del recinto con gritos de “¡fuera, ladrón!”. Humillado por sus adversarios, pero astuto y bien asesorado, Urquía Carreño demostró que sus contrincantes no habían seguido la normativa correctamente y, con un aval del Ministerio de Justicia, se reinstaló en su oficina.

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