La amenaza a los electores que el candidato oficialista a la reelección se atrevió a expresar en un reciente acto en Caracas —si él no gana, habrá un baño de sangre— es inaudita en la historia electoral venezolana de más de 60 años. Es absolutamente irresponsable y lo único que evidencia es que a muy pocos días de la elección del 28 de julio Nicolás Maduro es un hombre desesperado. Sufre, según define la RAE, de una “alteración extrema del ánimo causada por cólera, despecho o enojo”. La desesperación parece extenderse ya por la cúpula del poder que ha visto fracasar todos sus intentos de sacar a la oposición democrática de la ruta electoral y de desalentar la participación popular en los comicios que están a la vuelta de la esquina. La desesperación empujó a un “grupo de tarea”, de trabajo sucio, de los pocos que le quedan al oficialismo, a atacar dos vehículos usados por María Corina Machado en sus desplazamientos, a vandalizarlos y cortarles los frenos en un claro atentado contra la seguridad personal de la líder del cambio político en el país. La desesperación es mala consejera, nubla la poca razón que sobrevive en los mandos “revolucionarios” y presagia un 28 de julio muy largo, muy complejo y muy tenso.
sábado, 20 de julio de 2024
El autócrata Nicolás Maduro amenaza con un BAÑO DE SANGRE en Venezuela si no gana las elecciones
La amenaza a los electores que el candidato oficialista a la reelección se atrevió a expresar en un reciente acto en Caracas —si él no gana, habrá un baño de sangre— es inaudita en la historia electoral venezolana de más de 60 años. Es absolutamente irresponsable y lo único que evidencia es que a muy pocos días de la elección del 28 de julio Nicolás Maduro es un hombre desesperado. Sufre, según define la RAE, de una “alteración extrema del ánimo causada por cólera, despecho o enojo”. La desesperación parece extenderse ya por la cúpula del poder que ha visto fracasar todos sus intentos de sacar a la oposición democrática de la ruta electoral y de desalentar la participación popular en los comicios que están a la vuelta de la esquina. La desesperación empujó a un “grupo de tarea”, de trabajo sucio, de los pocos que le quedan al oficialismo, a atacar dos vehículos usados por María Corina Machado en sus desplazamientos, a vandalizarlos y cortarles los frenos en un claro atentado contra la seguridad personal de la líder del cambio político en el país. La desesperación es mala consejera, nubla la poca razón que sobrevive en los mandos “revolucionarios” y presagia un 28 de julio muy largo, muy complejo y muy tenso.
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