En una nublada mañana de domingo de marzo de 2024, los feligreses llegaron a la sucursal principal de la Iglesia Cristiana Todas las Naciones en Sion, en un campo justo al lado de la carretera entre Mbabane y Manzini, las dos ciudades más grandes del reino de Eswatini. Hay varias ramas de la iglesia en Sudáfrica y Eswatini (que hasta 2018 se conocía como Suazilandia) y este edificio, cuya construcción comenzó en 2017, es puro utilitarismo. Es un almacén cavernoso de estructura sin adornos, hecho para albergar a sus numerosos miembros. Los feligreses vestidos con los trajes morados característicos de Todas las Naciones se balanceaban y hablaban en lenguas mientras un líder de la iglesia los guiaba en una oración animada. A su lado estaba el autoproclamado arzobispo Bheki Lukhele, patriarca de la iglesia, rodeado por un círculo de guardaespaldas, con las manos levantadas al cielo. Lukhele, cuyo nombre completo es Rebios Bheki Sigaca Lukhele, es una figura religiosa prominente en un país que es aproximadamente 90% cristiano. Alrededor del 40% de la población, incluido Lukhele, forma parte de la denominación cristiana sionista, una mezcla de cristianismo y rituales y ceremonias tradicionales suazis. Pero este hombre de 49 años no es sólo un líder religioso. Como presidente del club de fútbol Mbabane Swallows de la Premier League de Eswatini (y, como lo expresaron los medios locales, el “músculo financiero” del club), Lukhele ha forjado una carrera que abarca tanto la religión más popular de Eswatini como su deporte más popular.
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