El 24 de febrero de 1848, el reinado de Luis Felipe, el último rey de Francia, llegó a un final ignominioso y abrupto después de días de manifestaciones cada vez más violentas en París y de meses de un creciente malestar con las políticas gubernamentales.Al principio, los manifestantes que aparecieron por toda la ciudad se comportaban de manera convencional: estudiantes que gritaban consignas, mujeres y hombres bien vestidos que caminaban con calma, alborotadores que rompían aparadores y saqueaban establecimientos. Pero la noche del 23 de febrero, las cosas se pusieron sombrías. Los soldados dispararon contra la multitud cerca del Hôtel des Capucines y dejaron a muchas personas con heridas graves. A unas cuadras de distancia, un periodista se quedó “perplejo por la actitud de un hombre que, sin su sombrero, corrió desesperado en medio de la calle y comenzó a arengar a los transeúntes. ‘¡A tomar las armas!’, gritaba. ‘Nos traicionan’”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario