Si alguien intentara hacer una especie de mapa de la violencia sexual contra las mujeres en América Latina, sencillamente no podría. El sentido común dice que tendría que haber al menos algunas cifras disponibles sobre una realidad tan extendida como terrible. El sentido común se equivoca. Dos casos de presuntas violaciones a niñas indígenas por parte de militares han escandalizado a la opinión pública colombiana, además de poner de nuevo el foco en el problema de la violencia sexual contra mujeres y niñas en la región latinoamericana. De su prevalencia, sí, pero también de la deficiente respuesta que le dan las autoridades en los diferentes países y, sobre todo, de la asignatura pendiente de la justicia.
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