El derecho a la información es uno de los derechos fundamentales de los españoles, como consagra la Constitución. Los medios de comunicación no somos los titulares de ese bien tan preciado, sino los vehículos necesarios para que los ciudadanos puedan acceder a información veraz y formarse su propio criterio. Por ello nuestro trabajo tiene también la consideración de labor esencial en unas circunstancias como las actuales, en estado de alarma. Así pues, EL MUNDO no puede seguir participando en una anomalía democrática que ya ha adquirido la categoría de auténtico escándalo como son los sucedáneos de ruedas de prensa que ha impuesto el Gobierno con la excusa de la pandemia.
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