La exitosa carrera de la empresaria Jennifer Ramírez, una venezolana de 40 años, que había sido reina de belleza en su país, terminó trágicamente en agosto del año pasado, en el apartamento 305 del edificio Spannis, ubicado en el centro de Cúcuta. Cinco días después de cometido el asesinato, su cuerpo fue hallado por la Policía Nacional, en avanzado grado de descomposición. Pero esto no fue lo único que causó sorpresa en el momento del levantamiento del cadáver: el sollozo de un bebé indicaba que aún había vida en la escena del crimen.
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