martes, 9 de abril de 2019

Una investigación de Harvard dice que: cuando las EMPRESAS se acomodan con los políticos, la economía sufre


Cuando las tecnologías antiguas sucumben a nuevas ideas creativas, la competencia prospera, la innovación aumenta, la economía crece y los consumidores se benefician. En 1942, Joseph Schumpeter se refirió a esto como el "vendaval de la destrucción creativa" y lo consideró el motor del progreso económico y tecnológico sostenido. Sin embargo, muchas cosas impiden tal destrucción creativa. En particular, algunas empresas pueden obtener un trato preferencial en el mercado, en gran parte gracias a sus conexiones políticas. En un mundo así, las empresas nuevas y productivas pueden luchar para superar a los incumbentes políticamente conectados, lo que lleva a un dinamismo empresarial reducido y menos innovación.

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