María del Pilar Figueroa vive en el punto más difícil de la ruta, en La Laguna, Paramo de Berlín. Después de presenciar la procesión de venezolanos que pasaban por su casa, decidió abrir su casa como refugio. Ahora, ella está corriendo un refugio. Junto con sus dos hijos, María dedica su vida a ayudar a los refugiados que huyen de su país vecino. Sus vidas han cambiado completamente, al igual que las de los venezolanos que han conocido.
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