Víctor Yáñez recuerda que estaba feliz porque vivía la primera gran aventura de su vida. Era 1973, tenía 16 años y acababa de llegar a la Unión Soviética donde todo le parecía nuevo, moderno y muy distinto a su Chile rural. Estaba en Ajtyrski, un pequeño pueblo petrolero de las estepas rusas adonde había llegado junto a 93 jóvenes chilenos con la misión de estudiar técnicas agrícolas, cuando su destino cambió de súbito. “Salí de Chile y me sentía libre, y como era un cabro chico no me preocupaba nada, venía a estudiar y tenía hambre de conocimiento. Yo solo quería vivir cosas nuevas”, recuerda 45 años después con voz temblorosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario