En los días en que la CIA llegaba a la conclusión de que el responsable último del asesinato del periodista Jamal Khashoggi era el príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salman, este último lanzó su más ambicioso proyecto hasta la fecha:dotar al reino de su propia energía nuclear. Para la construcción de una central nuclear adquiriría diseños y material norteamericanos por valor de 80.000 millones de dólares, algo que le comunicó personalmente a la Casa Blanca.
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