Mientras las iglesias se vacían, los templos evangélicos, desde Chiapas a Baja California, suman seguidores cada día. Las encuestas confirman que, con paso lento pero firme, la sociedad mexicana vira del guadalupanismo laico del pasado a la religiosidad activa del presente. México no escapa al contexto latinoamericano que ha convertido el culto evangélico en una importante fuerza electoral de difusas dimensiones.
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