El 21 de marzo de 1973, a las 10:12 de la mañana en Washington, un joven abogado llamado John Dean se sentó en el despacho oval delante del presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, y le dijo: “Hay un cáncer en… cerca de la presidencia. Está creciendo. Crece cada día. Se está agravando, crece geométricamente porque se agrava a sí mismo”. Ese cáncer es el escándalo Watergate, que por entonces lleva nueve meses en los periódicos.
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