"No existe un infierno en el que sufren las almas de los pecadores para toda la eternidad", aseguró el Papa Francisco en una entrevista que el jueves generaba dudas y polémica. Tras la muerte, las almas de las personas que se arrepienten reciben el perdón de Dios y se suman a quienes lo contemplan, pero "aquellos que no se arrepienten y por tanto no pueden ser perdonados, desaparecen", afirmó el Pontífice argentino, según publicó el diario italiano La Repubblica.
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