Los jóvenes ya habían sido torturados en una base militar cuando soldados los apilaron en dos camionetas y los transportaron a una zona boscosa en las afueras de Caracas. Con camisas cubriéndoles las caras, manos esposadas y tropezándose en la oscuridad fueron dirigidos a una fosa. Los soldados usaron machetes para golpearles la base de los cuellos, matando a varios debido a las heridas. Otros fueron enterrados vivos mientras aún sangraban, narró The Wall Street Journal.
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