En la "Casa para todos los pecadores y santos", en la ciudad estadounidense de Denver, una pastora luterana, malhablada, amante de los tatuajes, que alguna vez fue pagana, alcohólica y comediante, está reinventando la iglesia. Nadia Bolz-Weber camina a través de la puerta de cristal e inmediatamente llama la atención. Mide 1,85 metros de estatura. Tiene el pelo corto, canoso y recogido atrás. Usa labial rosado oscuro y sus brazos desnudos están bien tonificados por las muchas horas dedicadas a levantar pesas en el gimnasio
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