Como en líneas paralelas destinadas a juntarse en el infinito, andan en marcha inexorable la descomposición del sediciente modelo revolucionario y la sumatoria de conflictos sociales y energías críticas. Conforman, vienen a ser, la sustancia dinámica de la confrontación electoral del 6-D. Contar con fecha cierta para que las dos partes del merengue político nacional se enfrenten electoralmente a la vista del mundo, les está proporcionando consistencia política y despejando el significado real de cada una. Atrás van quedando los “terceros caminos”, las propuestas salvacionistas confiadas a los militares y la bien intencionada y argumentada, pero contraproducente propuesta abstencionista.
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