La policía va a aplicar por primera vez una técnica para entrar en la mente del sospechoso y comprobar si recuerda el crimen
Pilar Cebrián, de 51 años, desapareció en abril de 2012 en Ricla, una localidad zaragozana de 3.000 habitantes. Su marido, Antonio Losilla, tardó casi un mes en denunciarlo, demasiado tiempo para un esposo preocupado. La policía comenzó la investigación porque intuyó un posible homicidio. Los restos de sangre hallados en el garaje del domicilio familiar acentuaron la sombra que se cernía sobre el marido. Losilla ha sido siempre el único sospechoso para la policía.
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