La victoria de Hassan Rohani en las elecciones presidenciales de Irán envió un mensaje incómodo y claro a la clase dirigente ultraconservadora que ejerce el poder en el país. Rohani no era el primer candidato elegido por los reformistas, ni siquiera el segundo. Quienes postulaban por mayores libertades individuales y un enfoque más conciliatorio con el mundo apoyaban al expresidente Mohammad Jatamí, pero éste no se presentó como candidato.
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