Después de alimentar una falsa sensación de prosperidad para las elecciones del 7 de octubre, el presidente venezolano Hugo Chávez no tendrá más alternativa que devaluar al bolívar en un tercio de su valor y darle un fuerte tirón al cinturón de las finanzas públicas para encarar un gigantesco déficit fiscal que varios economistas ubican en casi 20 puntos del Producto Interno Bruto (PIB). Analistas consultados advirtieron que el déficit fiscal ha alcanzado tal magnitud en Venezuela que es inevitable la aplicación de un paquete de ajustes, aún cuando éste dejaría al país petrolero sin crecimiento económico por dos años y mantendría la tasa de inflación en un rango de entre 20 y 30 por ciento.
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