Era el yerno que todo suegro sueña, incluso para el rey de España. El Duque de Palma, Iñaki Urdagarin, esposo de la infanta Cristina, tenía el perfil de un príncipe de película: deportista olímpico, guapo y discreto, hasta hace poco. La policía española acaba de incautar documentación que le vincula a una trama de apropiación de fondos públicos a través de una asociación sin ánimo de lucro de la que era su presidente.
La noticia, sin precedentes en la monarquía española, se ha colado como una mancha en los medios y debates de las elecciones generales del próximo 20 de noviembre. "La Casa Real es la primera que tiene que dar ejemplo de ética, de valores y de honestidad. Se llame Urdangarin o se llama como se llame tiene que pagar", subrayó Cayo Lara, coordinador federal de Izquierda Unida, uno de los partidos que más cuestionan la continuidad de la Corona.
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