Lo que se comentaba en los más altos y especializados círculos médicos venezolanos sobre el padecimiento del Presidente de la República ha estado saliendo a la luz pública como era de esperarse. La revelación de la naturaleza de un mal tan grave y que afecta a una personalidad de tanta referencia internacional era, como hoy lo sabemos, cuestión de tiempo porque, entre otras cosas, existen los congresos internacionales donde las informaciones fluyen con libertad y seriedad entre los especialistas.
Si el Gobierno venezolano pensó que podía mantener bajo total secreto la enfermedad del Presidente, sea un cáncer típico o un sarcoma de mayores repercusiones, se equivocó por completo. Venezuela no es Cuba, donde el simple hecho de investigar e informar sobre lo que sucede en las alturas del poder es un delito.Recientemente acaban de expulsar al corresponsal de El País, de España, que llevaba una década haciendo periodismo desde La Habana sin que se le acosara.
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