Hans Küng, 83, fue uno de los teólogos católicos quien, como el entonces profesor de teología Joseph Ratzinger, ayudó a darle forma al Concilio Vaticano Segundo en los comienzos de 1960 y propició mayor apertura dentro de la Iglesia Católica.
En 1979, Küng, quien para ese entonces estaba enseñando teología en la ciudad alemana de Tübingen, públicamente criticó el dogma de la infalibilidad papal. El Vaticano respondió por revocar el permiso de Küng a enseñar. Hoy, Küng es todavía un sacerdote católico y cabeza del Instituto de Ética Global con base en Tübingen, el cual él fundó.
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