
Hasta este momento, la Santa Sede no se ha manifestado en contra de la inexistencia informativa, de la que poseía el Pontífice, sobre las deportaciones y reinstalaciones de los judíos por parte del régimen nazi. Es decir, el papa Pío XII era consciente sobre lo que estaba sucediendo, incluso no alzó su voz en contra de los sucesos, una vez que se produjo la ocupación alemana de Roma, cuando se produjeron redadas de judíos en la propia Plaza de San Pedro. Entre los detenidos figuraban judíos conversos, que iban de camino a consumar el Pacto de Wannsee (la solución final).
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