Dominique Strauss-Kahn es un hombre libre. O casi. Aún tiene que esperar a la apelación antes de volar a Francia, pero el juez ha aceptado la retirada de todos los cargos contra él y no espera volverlo a ver.
En la última vista del caso que no ha llegado a juicio, el Tribunal Supremo de Manhattan ha retirado los siete cargos por violación contra él, según la recomendación de la Fiscalía. No niega que el entonces director gerente del FMI asaltara a la camarera del hotel Sofitel que lo acusa, pero sostiene que sería muy difícil probar la culpabilidad del francés con un único testigo poco solvente, la inmigrante guineana y presunta víctima.
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