Barbara José Baptista creció viendo cómo su madre, Odilea, iba a trabajar como mujer de la limpieza, tal y como lo hizo su abuela. Para las mujeres más desfavorecidas de Brasil --on poca o ninguna educación escolar-- dedicarse al servicio doméstico no sólo es natural, sino casi siempre inevitable. Es uno de los pocos empleos disponibles para ellas.
Pero Bárbara, de 24 años, quería que su madre se sintiera orgullosa. "No seguí los pasos de mi mamá porque ella siempre me apoyó y animó a que buscara una profesión que me proporcionara un mejor nivel de vida", dice esta residente de Río de Janeiro. "Ser una mujer de la limpieza permite pagar las facturas, pero no es posible progresar con ese sueldo".
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