
La marcha forma parte de un movimiento global que nació este año en protesta por comentarios considerados machistas del jefe de la policía de Toronto (Canadá), Michael Sanguinetti. En un seminario sobre inseguridad, el policía afirmó que si las mujeres no quieren ser víctimas de violaciones o acoso sexual "no deberían vestirse como putas", con lo cual encendió una mecha que corrió por el mundo en forma de protestas y manifestaciones, que ya han movilizado a miles de mujeres en decenas de países.
"Queremos acabar con esa idea de que las mujeres son santas o prostitutas. No somos ni una cosa ni otra. Somos libres", declaró la antropóloga Julia Zamboni, una de las organizadoras de la marcha, que congregó a unas 800 personas, en su mayoría mujeres.
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