Los indígenas saparas de la Amazonía ecuatoriana, diezmados por la explotación de su tierra durante siglos, buscan impedir que desaparezca la fonética de su idioma, que ahora hablan a la perfección tan solo seis ancianos.
El año comenzó con ocho ancianos que hablaban con total fluidez su lengua, considerada Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, pero dos han muerto. Los restantes “están en buena salud pero son bien mayores”, dijo Bartolo Ushigua, perteneciente a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador y ex presidente de la organización Sapara.
En 1680 la comunidad estaba integrada por unos 98,500 miembros, pero a principios del siglo XX la cifra se había reducido a 20,000, según el Ministerio Coordinador de Patrimonio.
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