
En su discurso, el Papa ha recordado el Porraimos (La Gran Destrucción), el holocausto de los gitanos perpetrado por los nazis en el que se calcula que fueron exterminadas 600.000 personas, y ha llamado a las instituciones a trabajar por la integración y a poner fin a "las vejaciones, el rechazo y el desprecio" contra los calés.
Varios representantes de la comunidad gitana han tomado la palabra y han contado sus historias. La vida en los campamentos legales o ilegales, la marginación, la imposible integración de los niños que son desalojados de sus chabolas, la mala salud, la xenofobia y el racismo que reciben allá donde van.
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