Olga Amparo Sánchez, fundadora de la Casa de la Mujer, hace su propio diagnóstico sobre los aportes que trajo la Carta del 91 en el reconocimiento de los derechos de las mujeres. Dice que de los postulados a la práctica hay mucha distancia.
La Constitución de 1991 pretendió erradicar con la visión androcentrista (centrada en el hombre) de la sociedad, que traíamos de la antigua Carta Política de 1886. Hasta la promulgación de la nueva carta, la mujer colombiana se tenía que subordinar como persona a instituciones “superiores” como la familia y el matrimonio católico, que le restringió su lugar a lo doméstico. Desde el punto de vista biológico estaba destinada a ser reproductora; desde la perspectiva económica, a ser ama de casa; su papel social estaba limitado a ser esposa.
¿Cuáles fueron los avances en el reconocimiento de los derechos de la mujer y la igualdad de géneros que trajo la Constitución de 1991? ¿Qué falta aún para que las mujeres logren mayores niveles de desarrollo personal y social? Para responder a esas inquietudes, el abogado y periodista Gabriel Bustamante entrevistó a la líder feminista y fundadora de la Casa de la Mujer, Olga Amparo Sánchez.
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